Archivo de marzo 11, 2008

Antón Chéjov

Posted in narrativa corta with tags , , , on marzo 11, 2008 by literatorium

Continuando con la línea marcada en la primera de las entradas, es el turno de otro de mis “esenciales”. Si antes la mención se hizo en el apartado de poesía, en esta ocasión la terna elegida es la de narrativa y más concretamente, narrativa corta. Quiero significar que en este apartado, encuentro que deben de tener cabida todas las expresiones literarias que conocemos como: cuento, relato breve, novela corta o los propios microrrelatos. Y es más, entiendo que ello no es óbice para que cada uno de vosotros puede aportar al debate razones suficientes que equiparen cuento y relato, opiniones que dificulten aún más si cabe la tarea de discernir entre un cuento largo o una novela corta. Sin embargo, no es mi intención hoy entrar a profundizar en estos temas. Que muy posiblemente nos darían para un amplio debate. Es probable que en aportaciones venideras se puedan plantear tales cuestiones.

Como os decía, es el turno de otro “esencial”: Antón Chéjov (Taganrog 1860 – Badenweiler 1904).

Creció dentro de una familia numerosa rusa. Fue el tercero de seis hermanos. De hecho fueron estas circunstancias, unidas al ocaso del negocio familiar, las que de alguna manera llevaron al joven Chéjov a buscar un apoyo para el sustento de la familia, mediante la creación de relatos cortos que caricaturizasen la vida rusa. Esta actividad inicial le permitió, una vez incrementado su popularidad como buen cronista, continuar con sus colaboraciones en diversos medios escritos rusos. Todo este bagaje le llevó a publicar su primer libro de relatos “Cuentos de Melpómene” (1886), aunque el primer texto del autor ruso que vio la luz no fueron estos cuentos, sino una obra teatral llamada “Platónov” (1881).

A Chéjov, le podemos encuadrar dentro de la corriente naturalista rusa (Dostoievski, Gógol…), y quizás sea esto lo que más me fascina del autor ruso. Su enorme capacidad para esbozar en un pequeño espacio un mundo completo, donde sus personajes a los escasos renglones, ya son perfectamente reconocibles, personajes que sin más sienten, lloran o aman. Es muy agradable “tropezar” con cualquier relato de Chéjov y encontrar en él lo sutil de la belleza, la esencia de lo sencillo, que no lo simple. Y descubrir la enorme dificultad y el trabajo que encierran la maestría de sus relatos. Sirva como ejemplo el texto que hoy os propongo. Se trata de un relato titulado “En la barbería” (1883). No sé que impresión os causará. En realidad, no sería justo si os indicase todo lo que para mi encierra esta pieza, porque al fin y al cabo, soy preso de mi propia imparcialidad. Espero que lo descubráis por vosotros mismos.

Aquí os dejo el relato: “En la barbería” de Chéjov